jueves, 26 de febrero de 2009

Deuda en UI y señales preocupantes




ISAAC ALFIE

Ciertamente la preocupación de los agentes ha venido creciendo a lo largo de los últimos dos años y medio. Pese a que las manifestaciones públicas no son estentóreas como lo eran en el pasado, existen ciertas señales, allí donde se pueden dar, que deberían llamarnos a la reflexión.

Por el lado de las autoridades, la cadena de amenazas y actos desatinados parece no tener fin y ante ellos, los particulares actúan, de manera silenciosa, pero actúan. Es que en el mercado se vota todos los días, esa es su gran virtud, y el por qué éste brinda mucha información que las personas interpretan, a veces de manera acertada otras errada.

Sin agotar una larga lista, meramente me detendré en algunos casos. Hace no mucho tiempo ante el aumento de determinados precios domésticos se volvió a esbozar públicamente que no se descartaba imponer impuestos a la exportación, o directamente limitar la venta al exterior de ciertos bienes como forma de reducir el precio doméstico. Luego se dijo que eran "amenazas".

Más reciente en el tiempo y ante los envíos a seguro de desempleo e incipientes despidos en el mercado doméstico, derivados de lo que todo el mundo sabe, se dijo que se aprobaría una ley donde, por la vía de los hechos, el despido sería muy difícil. Luego se expresó que eso era para la próxima legislatura, o sea nuevamente "el susto".

Antes de seguir, miremos al otro lado del río, donde planteos y decisiones como las comentadas son moneda corriente. Entonces observemos qué pasó "con el país de la carne" desde que se tuvo la genial idea de imponerles serias restricciones (sea por impuestos o directamente limitaciones cuantitativas) a su venta al exterior. Las exportaciones cayeron casi a la mitad, el rodeo se redujo a punto tal que se habla de la necesidad de importación en dos o tres años, al tiempo que Uruguay supera a Argentina en volumen de exportaciones cárnicas, toda una paradoja. Por su parte en el mercado laboral, el informalismo no cae pese al extraordinario aumento de la actividad, ¿habrá temor a la inflexibilidad que impone el trabajo en regla?

Volviendo a la comarca, el monopolio de Antel sigue atrasando al país a tal punto que el Ministro de Industria lo reconoce de manera pública, "frenamos el avance tecnológico porque se fundía Antel". La llamada conexión triple-play, (cable de TV, telefonía de todo tipo y servicios de transmisión de datos e imágenes) es realidad en el mundo hace mucho tiempo, en algunos países desde casi 15 años. En algunos casos la distribución de energía eléctrica también entra por el mismo cable. Imagine el lector que además de la a esta altura obvia competencia en todo tipo de telecomunicaciones, pudiera haberla en la distribución de energía, y por ende en ese mercado la habría en la generación y distribución, quedando, por el momento, la trasmisión como una especie de "monopolio natural" o al menos con una enorme barrera de entrada que significa el capital que se debe "hundir".

El tema no es como lo plantea el Ministro, que parece responder a los intereses corporativos. Antel no quebraría sino que como ha pasado en otros casos, debería adaptarse a la competencia, en beneficio de la sociedad, por cierto que a costa de su burocracia y prebendas, pero el país se beneficiaría y mucho. La realidad ya rompe los ojos y más temprano que tarde habrá que hacerlo.

Lo contrario sólo conduce al atraso. Ya lo expresé desde esta columna, pero lo repetiré, en Uruguay el costo de Internet a capacidad equivalente es 12 veces el de Argentina, donde el mercado libre sobrevivió la furia de los Kirchner. Ahora bien, el freno no sólo es cuestión de costos, sino en muchos casos directamente de la imposibilidad de realizar determinados trabajos, como recientemente ha salido a la luz pública. A quienes decíamos esto mismo desde mucho tiempo atrás, se nos contestaba meramente con epítetos y agravios, prueba elocuente de la carencia de razones.

Ahora se reconoce la realidad. Justo es decir que si es trata de una compañía internacional o local con muchos recursos, va a zona franca y no tiene estos problemas.

En materia de energía la política sólo favorece el monopolio y corporativismo de UTE, aumentando los costos y haciendo más difícil la inevitable decisión de apertura a la competencia (mediante reglamentación porque ley hay) del mercado mayorista. Para muestra está la promocionada decisión de compra de energía eólica, que si se lleva a los 100 Mega como se dice, linda el desquicio.

Si de atraso hablamos, también se conoció que el MSP, al igual que hace no más de un año, aquella vez con una vacuna, ahora impide la llegada de tecnología de punta porque "no la dispone el sector público". La consecuencia es directa, si la técnica es cara, dentro de Uruguay le será posible acceder a cierta cantidad de personas, quizás no muchas, pero seguramente bastante más que las que de todos modos accederán meramente yendo a atenderse a Buenos Aires o San Pablo, además de impedir el progreso de nuestros especialistas. En resumen, lo único que se logra es reducir el conjunto de potenciales beneficiarios, separando aún más a quienes disponen de recursos del resto de la población.

Podría seguir abundando en ejemplos donde la señal es más vale ser pobre, enfermo pero "igualitario" que buscar la prosperidad. Si quiere ponerlo en otros términos, más vale tener un ingreso per cápita promedio de US$ 3.000 al año pero "muy parejito" que uno desigual de US$ 25.000. Nadie se preguntó si con el desigual no habrá muchas más personas que ganen por encima de los US$ 3.000 que bajo el igualitarismo. Tampoco nadie se preguntó ¿por qué en las sociedades con mayor nivel de ingreso la distribución del ingreso es mejor? La simple respuesta es porque el capital es relativamente más abundante y por ende su remuneración inferior frente al trabajo.

Como decía, la gente mientras tenga la posibilidad "se defiende" mediante sus acciones, y aquí la tiene. Así tenemos una enorme emigración, un mercado laboral donde, si bien el empleo ha crecido lo ha hecho a costa del aumento del subempleo y la reducción del empleo pleno; emprendimientos que no se hacen por desconfianza pese a que comparamos bien con Argentina, inversiones que aparecen de la mano de gobernantes, etc., etc. Todos son indicadores indirectos pero reales de que algo no funciona bien, pese a que las cifras globales indiquen otra cosa.

DEUDA EN UI. Como final quiero detenerme en algo que llama la atención y mucho: cual es la enorme diferencia en la cotización de la deuda pública entre títulos nominados en dólares y en Unidades Indexadas (UI). Como se sabe, esta última unidad de medida ajusta su cotización diariamente, en función de la inflación pasada con un mes de retraso. En valores a largo plazo es razonable esperar que el precio de mercado refleje la paridad entre las cotizaciones; así desde el momento que existe cierta inflación internacional, lo normal sería que el título cotizado en UI tuviera un cupón por debajo de otro, cuya moneda sea el dólar o el euro. Si la diferencia de cupones iguala a la inflación internacional, deberíamos esperar el mismo valor de mercado para todos los títulos.

Sucede que Uruguay tiene un bono expresado en dólares que vence en 2036 con un cupón de 7,625%, cuya cotización en el mercado es del orden de 84, en tanto tiene otro, nominado en UI que vence en 2037 con un cupón de 3,7% cuyo precio oscila los 44. Asumiendo una inflación internacional de 2% a largo plazo (1), la diferencia de cotización nos indica una expectativa de devaluación de la moneda local frente al dólar cercana al 47%, ¿alguien puede creer -con los actuales precios internos- que la cotización de paridad del dólar sería $ 35? No lo creo. Es más, si se piensa en el muy corto plazo las cotizaciones indicarían una aún mayor expectativa de devaluación. Entonces ¿qué está sucediendo? Desde mi punto de vista puede haber más de un factor, entre los que esté un mercado menos líquido para los títulos en UI, pero esto hubiera hecho que un desarbitraje parecido al actual hubiese existido siempre o el cupón exigido fuese superior. A mi entender la manipulación del IPC, no hecha por el INE como en el caso argentino, sino realizada en casos puntuales, de manera sofisticada y con prudencia, cedió paso a la actual desfachatez en que las autoridades de gobierno "por qué se tocan ciertos artículos", ha comenzado a tener sus efectos. Es así, que "elegir" productos de la canasta de bienes que integran el IPC para manipular sus precios es alterar el verdadero guarismo (2). Los agentes ven las dificultades y las conductas adoptadas ante ellas, les hace temer por el aumento de la manipulación, que en el fondo constituye un "default técnico" al no pagar todo lo que se debiera. Entonces castigan en el precio el riesgo que asumen. El problema no es que alguien que compró haya perdido, lo cual puede obedecer a la libre evolución de las variables, sino que se está destruyendo el mercado y con él, por largo tiempo, toda esperanza fundada en bases ciertas de desdolarizar la economía.

Hay un viejo dicho popular que dice "los pingos se ven en la cancha", o sea cuando hay dificultades. Actitudes como las reseñadas me conducen a la conclusión que la bendición que el mundo nos regaló en los últimos años nos salvó de presenciar medidas económicas y reflejos autoritarios de las que nos íbamos a arrepentir durante décadas. Un país chico y sin recursos naturales no soporta los desatinos a que nos tienen acostumbrados gobernantes de nuestra América Latina, cuyos países de todas maneras viven. Espero que las dificultades del 2009 hayan llegado "tarde" para que errores de ese tipo se comentan.
Economía y Mercado - Diario El Pais Montevideo

No hay comentarios: